Caballo pinto americano

No hay nada como un caballo y su jinete cabalgando juntos en libertad, recorriendo las verdes llanuras y con una cordillera nevada como el fondo perfecto para una imagen de postal. Es en ese tipo de entornos donde el caballo pinto americano se siente como en casa.

Cuando los españoles trajeron sus caballos a Norteamérica por primera vez, muchos campaban a sus anchas por aquellas praderas, y los nativos acogieron y cuidaron a algunos de ellos. Gracias a eso, el caballo pinto empezó a criarse y así es como surgió esta raza con un pelaje único, una constitución robusta y una personalidad alegre.

Hoy en día, el caballo pinto americano comparte un ancestro muy cercano con otras razas norteamericanas populares, como el cuarto de milla y el purasangre americano. Como es natural, todos tienen una larga tradición ayudando a los humanos a dar forma a Norteamérica hasta convertirse en lo que es actualmente. Son unos caballos fuertes, de buen trato e inteligentes, así que entrenarlos será una experiencia inolvidable.

La mayor característica del caballo pinto es el diseño tan único que puedes encontrar en sus pelajes, que siempre son una combinación de blanco y otro color, aunque varían enormemente entre ellos. ¡Es imposible encontrar dos caballos pintos idénticos!

Algunos de los diseños más típicos son el tobiano (blanco y un color oscuro, con formas como estrellas, llamas o rayas en la cara) y overo (completamente negro con una forma blanca irregular y patas de tonalidad oscura con la posibilidad de que tengan "calcetines" y la cara suele ser blanca).

Mientras disfrutas del Western Pleasure, la pista de carreras y otro tipo de eventos típicos del Lejano Oeste, descubre otras cosas como el English Pleasure, la equitación de trabajo y el salto ecuestre.